Libros para no romperse la cabeza

Ken Follett

Ken Follett

Ken Follett nació en Cardiff (Gales) el 5 de junio de 1949,en el seno de una familia profundamente religiosa. Fue el mayor de tres hermanos,y sus padres,Martin y Veenie Follett,no permitían a sus hijos ver la televisión,ir al cine o escuchar la radio. La mayor fuente de distracción para el joven Ken eran los cuentos que le narraba su madre y las fantasías y aventuras que imaginaba él mismo. Empezó a leer muy pronto; los libros se convirtieron en su mayor placer y la biblioteca en su lugar favorito: uYo no tenía muchos libros y siempre estaré agradecido a la biblioteca pública. Si no hubiera podido acceder a aquellos libros gratuitos,nunca me habría convertido en un lector voraz,y si no eres lector,jamás podrás ser escritor. Cuando tenía diez años,la familia se trasladó a Londres,donde continuó con sus estudios. Años después se matriculó en Filosofía en el University College,una elección tal vez sorprendente para el hijo de un inspector de Hacienda,pero obvia para Ken dada su educación religiosa y todos los interrogantes que esta le había planteado. Cree que esa elección marcó su futuro como escritor: uHay una conexión real entre la filosofía y la ficción. En filosofía tratas cuestiones tales como: uEstamos sentados a esta mesa,pero ¿es real esta mesa?. Una pregunta tonta,pero cuando estudias filosofía,tienes que tomarte en serio este tipo de cuestiones y desarrollar una imaginación fértil. Escribir ficción es lo mismo».

Plantearse qué era o no era real dentro de las aulas de la Universidad era una cosa,y otra muy distinta fue convertirse en marido y padre. Cuando Mary,su novia,se quedó embarazada,la joven pareja decidió contraer matrimonio al finalizar el primer trimestre de estudios. Su hijo Emmanuel nació en julio de 1968: u«No es lo que uno planea hacer cuando acaba de cumplir dieciocho años pero,una vez ha ocurrido,resulta muy emocionante. Me sentía doblemente rico: uestaba pasándomelo muy bien en la universidad y,al mismo tiempo,era extraordinariamente emocionante tener un bebé y cuidarlo. Lo queríamos y era encantador. Aún lo es».